Preguntemos de nuevo cuánto es 2 + 2. Supongamos que Joseph dice: 2 + 2 = púrpura, y que Maxwell dice: 2 + 2 = 17. Ambos están equivocados, pero sería justo decir que Joseph se ha equivocado más que Maxwell.
Supongamos que decimos: 2 + 2 = un entero. La respuesta sería correcta, ¿no?
O supongamos que respondemos: 2 + 2 = un entero par. Sería todavía más correcta.
O supongamos que decimos: 2 + 2 = 3,999. ¿No estaríamos casi en lo cierto?
Si el maestro quiere que le den 4 de respuesta y no quiere distinguir entre las diversas respuestas equivocadas, ¿no supone esto fijar un límite innecesario a la comprensión?
Supongamos que la pregunta es cuánto suman 9 + 5 y que el alumno responde 2. ¿No será criticado y ridiculizado, y no se le comunicará que la respuesta es 9 + 5 = 14? Si luego le dicen que han pasado 9 horas desde medianoche, y que por lo tanto son las 9, y le preguntan qué hora será dentro de 5 horas, y el alumno responde las 14 basándose en que 9 + 5 = 14, ¿no será criticado de nuevo diciéndole que serían las 2? Al parecer en este caso la respuesta válida sí es 9 + 5 = 2.
O supongamos de nuevo que Richard dice: 2 + 2 = 11, y que antes de que el maestro le envíe a casa con una nota para su madre, añade:
—En base 3, claro.
Richard tendría ahora razón.
Isaac Asimov
No hay comentarios:
Publicar un comentario