«Entonces le dijo la profetisa al brujo: "Este consejo te doy: ponte botas de yerro, toma en la mano un bastón de yerro. Ve con tus botas de yerro hasta el fin del mundo y por el camino agita el bastón y riega todo con lágrimas. Ve a través de la agua y el fuego, no te detengas ni mires a tu alrededor. Y cuando las almadreñas se te desgasten, cuando el bastón de yerro se deshaga, cuando el viento y el calor te sequen los ojos de tal forma que de ellos ni una lágrima acierte a escapar, entonces, en el fin del mundo, hallarás lo que buscas y lo que amas. Pudiera ser".» Y el brujo cruzó la agua y el fuego, sin mirar a su alrededor. Pero no se puso botas de yerro ni tomó bastón. Sólo llevó su espada de brujo. No escuchó las palabras de la profetisa. Y bien que hizo, porque era una mala profetisa.
Quinto (5º) volumen de la saga, con buenas incorporaciones de personajes como Milva, Zoltan Chivay, Cahir o Emil Regis, pero con un bajón en el avance de la trama, importante. Con pasajes memorables (más escasos que en entregas anteriores) pero con, para mi gusto, demasiada información sobre la guerra, los equilibrios de poder, con un Geralt muy obcecado en cierto empeño y muy a mi pesar ha sido la entrega más díficil de leer, me faltaba esa chispa que tenían los anteriores dónde te costaba dejar de leer. Aún así es un buen libro, y espero que sólo haya sido un leve bache y la saga vuelva a la excelencia anterior.
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